Dia 11 de marzo de 2011

He leido casi la mitad de JUEGOS DE LA EDAD TARDIA y en esta parte la historia empieza a "moverse". Gregorio entabla conversaciones con Gil ( un modesto viajante de su misma empresa) con un complejo de inferioridad impresionante y poco a poco va tejiendo un nudo de mentiras, sobre la ciudad, sobre la vida y sobre el propio Gregorio (le dice que es un poeta, ensayista, pensador...) hasta se pone un mote Augusto Faroni. Se va metiendo tanto en el personaje que se lo dice a su mujer, a sus vecinos... vamos que se lo ha creido del todo. Hasta acude a las tertulias de pensadores como si fuera uno más. La verdad es que el libro es cuando menos original, porque es increible como se va forjando el personaje de Faroni y las conversaciones entre Gil y Gregorio, por lo absurdas son bastante buenas.